Bolso de madre con herrajes metálicos

Un complemento necesario y casi siempre oculto a la vista

Durante la Edad Media, era evidente que hombres y mujeres llevaran algún tipo de bolsa o bolsos, casi siempre oculto, pero en determinados casos a plena vista; los bolsos resultaban muy prácticos porque la ropa por lo general no tenía bolsillo

Algunas de las bolsas pequeñas que llevaban los nobles se les llamaba limosneras, quizás viene de aquellos tiempos la costumbre de usar este tipo de saquitos para llevar dinero que darían a los pobres.

Las primeras representaciones pictóricas de bolsas están en manos de peregrinos, aunque a partir del siglo XIII es corriente verlas en otras representaciones, tanto pictóricas como escultóricas y grabados.

El bolso en la Edad Media marca el nacimiento del bolso.

Quizás el empleo del bolso en la Edad Media fue más utilizado en la Baja Edad Media, siglos XI al XV, que en la Alta Edad Media, siglos V al X.

La influencia bizantina llegó a emplearse sedas y bordados con hilo de oro y plata para los bolsitos de mano, incluso con adornos de pedrería.

La influencia de los pueblos conquistados al Islam, empleaban mayor sobriedad para las bolsas o bolsos que solían ser de cuero. También se hacían los bolsos de piel de cabra, para las personas más adineradas o de piel de vaca para los menos pudientes.

Un largo periodo de la historia

Los campesinos empleaban cualquier material para hacer sus contenedores, desde la madera tallada formando un bolso o monedero, hasta las pieles de los animales más comunes, como la comadreja, el conejo o el cordero.

Se empleaban igualmente fibras de lino, lana y algodón que se tejían y se coloreaban o tintaban a base de cáscaras de cebolla con semillas y zumos vegetales; para las clases más pobres los colores eran siempre similares, el gris o marrón.

Los más pudientes se empleaban toda la gama de colores con empleo de hilos de oro y plata y también la incrustación de piedras preciosas

En el largo periodo, desde el año 476 con la caída del Imperio Romano hasta el año 1492 con el descubrimiento de América, pocos indicios hemos encontrado del uso del bolsos en las mujeres.

Los vestidos largos y ampulosos, las túnicas y las capas y peyotes, no daban paso a la visión del bolso, que interiormente, colgaba de la cintura cogido a un cordoncillo y que se confeccionaba de tejido y de piel, en algunos casos.

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