La Edad Moderna y los cambios en el vestuario
El bolso en la Edad Moderna marca un antes y un después como complemento al vestido; sería el periodo en que triunfan los valores de la modernidad (el progreso, la comunicación, la razón) frente al periodo anterior, la Edad Media, que el tópico identifica con una Edad Oscura o paréntesis de atraso, aislamiento y oscurantismo.
. Los imperios de occidente (Británico; Español; Portugués; Francés, entre otros) marcados por las monarquías absolutas, emplean prendas que dan un vuelco a la forma de vestir conocida hasta entonces.
En el siglo XV, los vestidos masculinos se cortaron y las calzas se alargaron. Comenzaron a llevar una toga, que se modifico hasta convertirse en una especie de corpiño abierto a los costados. Más tarde, se transformó en una casaca abierta por delante. La ropa, de vivos colores, se combinaban con pieles.
Las mujeres llevaban el monedero colgado de una cadena, cinta o correa y un gancho llamado chatelain, del que pendían varias cadenillas y de las que se colgaban diversos utensilios como llaves, tijeras, navajas o cuchillos, materiales para costura y otros. Este instrumento que apareció por primera vez en el siglo XVIII, se convirtió en una moda en el siglo siguiente y llegó hasta principios del siglo XX, en que se impuso el bolso de mano.
El bolso en la Edad Moderna también se deja influenciar por la moda imperante y abundan los abalorios y los bordados en hilos de plata y oro.
El vestuario femenino se caracterizo por el escote cuadrado, los bordados de oro y plata con abalorios. También usaban trajes de embudo de larga cola, talle alto bajo los senos y mangas largas y ajustadas, acuchilladas o rasgadas por la parte superior.
Hacia finales del periodo se exageran con postizos las caderas apuntando los miriñaques (prenda interior femenina de tela rígida o muy almidonada armada con aros, que daba vuelo a las faldas).