La concha de carey fue muy utilizada en múltiples aplicaciones especialmente para fabricar los bolsos de carey, caracterizados como exóticos.

El carey se obtiene de las placas dorsales de los caparazones de las tortugas del tipo carey.

El brillante colorido sobre esa placa de queratina, traslúcido y consistente da al bolso una apariencia muy llamativa y elegante una vez que se ha pulimentado.

Como es natural, al igual que las pieles de los reptiles, el carey y especialmente la tortuga que lo proporciona es una especie protegida.

El empleo de carey en los momentos actuales solamente es posible a través de los viveros. Sin embargo la lenta cría de estos animales no desarrolla la aplicación del mismo.

El carey siempre se ha utilizado en orfebrería, para la fabricación de componentes de joyería.

Una tortuga carey solamente proporciona trece placas dorsales que pueden llegar a pesar hasta cuatro o cinco kilos.

Antiguamente la extracción de estas placas eran muy agresivas con la vida del animal. Se les desprendía en agua hirviendo y a veces se hacía con la tortuga todavía viva.

Las tortugas que proporcionan carey, según su procedencia, tenían varias tonalidades.

Las que provenían del mar de Las Indias, tenían color pardo rojizo. Las del Mar Rojo, Antillas y Caribe, el carey era más rojizo.

Muchas de las joyas de plata y oro que hoy se fabrican lleva incrustaciones de carey, pero a veces las réplicas llegan también a este producto y existen muchas falsificaciones con láminas de celuloide.

Los bolsos de carey dejaron de fabricarse a mediados del siglo XX y en el momento actual son piezas muy apreciadas.

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