Un bolso tipo limosnera que sirve  para maquillaje con espejo visto 

Con un bolso limosnera que sirve para maquillaje las damas del siglo XIX podían presentarse en sociedad con sus rostros siempre en óptimas condiciones.

Lo que conocemos como Belle Epoque, un periodo de fomento del capitalismo donde se advierte un aumento de la prosperidad en cierta parte de la sociedad.

El triunfo de las artes, la revolución de la moda, son signos evidentes de un tiempo de progreso que añora, no obstante, los tiempos finales del siglo XIX y se recrea en la nostalgia del pasado.

Los ambientes sociales del viejo París ven crecer una clientela de nueva burguesía que le encanta alardear de una moda diferente, un positivismo futurista pero con toques del pasado.

La Belle Epoque es también cultura

Entre los restaurantes de moda, el célebre Maxim´s donde acuden las celebrities del momento. Los cabarets de montmartre con picantes números que enardecen la cólera de la sociedad puritana y anclada en el pasado.

Pero no solo es París, también Londres exhibe sus mejores formas con elegantes clubes donde son foco de reunión de mujeres que rivalizan en mostrar vestidos alarmantemente frívolos tocadas con grandes pamelas y siempre en las manos un bolso limosnera que sirve para maquilla y al tono con el vestido.

Cuando el mundo de la música y especialmente de la ópera se estremece con obras de Giuseppe Verdi o Richard Wagner y en los salones se baila al compás del tres por cuatro con obras de la familia Strauss, el bolso tipo limosnera ofrece a la mujer un servicio que antes era impensable.

La limosnera proporciona desde el espejo a la vista, hasta el contenedor perfecto para guardar lápices de labios, brochas o pinceles.

Un bolso que sirve para maquillaje es el complemento ideal de aquella época única y ciertamente vibrante.

 

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