¡Un buen bolso es para toda la vida!, así me lo decía mi madre.
Aquella frase la confirmo tras muchos años siguiendo la moda del bolso como complemento.
Y ya que hablamos de complementos, no olvidemos el calzado que quizás sea el más importante acompañante de la moda de la mujer.
Pero el zapato se degrada, y acaba por convertirse en una sombra de lo que fue, sin reconocerse por el estado en el que se adquirió.
Por el contrario, «un buen bolso es para toda la vida» y cuando aplicamos estos términos es porque algunos bolsos se conservan y guardan en el armario.
Tampoco es cuestión de marcas, efectivamente con un bolso de Hermes, Vuitton, Dior, Gucci y demás, el valor atribuido a ese complemento está asegurado.
Pero también los bolsos antiguos, en los que el trabajo artesano alcanzó la calificación de arte, son piezas muy apreciadas y siempre una buena inversión.
Un buen bolso es para toda la vida como una joya
Los bolsos no sufren el brutal desgaste que tiene un par de zapatos que está en contacto siempre con el suelo y sometido a todo tipo de agentes externos.
El bolso, por el contrario, se cuida y mantiene en unas condiciones realmente buenas y pueden durar años sin que apenas se note el menor desgaste.
Pero si además los bolsos están bordados con microcristales o con aplicaciones de abalorios que lo enriquece, adquieren un valor extraordinario.
Cuando un bolso se conserva en buenas condiciones con bordados artísticos, escénicos o florales, con bastidores de plata, entran dentro de lo que es una joya.
Las madres pasan los bolsos a sus hijas y éstas hacen lo propio con las suyas, por lo que un bolso llega a mantenerse durante varias generaciones.