En el periodo conocido como la Edad Media marca el nacimiento del bolso como una prenda que va más allá de la simple utilidad, ya se empleaba acorde con la vestimenta de hombres y mujeres.

El bolso en la baja y alta Edad Media, en función de la vestimenta, se dejaba casi siempre a la vista.

Los calzones ajustados impedían guardar objetos y los hombres llevaban pequeños bolsos o monederos sujetos a la cintura.

En el caso de la mujer, aunque también lo usase, se hacía con más discreción y, casi siempre, en el interior de los pliegues de sus vestidos .

Algunas de las bolsas pequeñas que llevaban los nobles se les llamaba limosneras.

Em aquel largo periodo que supuso la Edad Media nacería la limosnera.

El nombre viene de aquellos tiempos en que era costumbre de usar este tipo de saquitos para llevar dinero que darían a los pobres.

Las primeras representaciones pictóricas de «el bolso en la baja y alta Edad Media»  se asocia a peregrinos.

Más tarde, a partir del siglo XIII,  es corriente ver las bolsas representaciones tanto pictóricas como esculturas y grabados.

Quizá el empleo del bolso se utilizó más en la Baja Edad Media, siglos XI al XV, que en la Alta Edad Media, siglos V al X.

Con la influencia bizantina se empleaban sedas y bordados con hilo de oro y plata para los bolsitos de mano.

La influencia de los pueblos conquistados al Islam, empleaban mayor sobriedad para las bolsas o bolsos que solían ser de cuero.

Para el bolso se empleaba  de piel de cabra para las personas más adineradas. 

Los campesinos empleaban cualquier, desde la madera tallada formando, hasta las pieles de los animales más comunes, como la comadreja, el conejo o el cordero.

 

 

Quizás el

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