Los bolsos transmiten sentimientos con imágenes. Unas veces son reproducciones de centros florales, otras, como ya hemos dicho otras veces, pinturas famosas.

Pero hay una sección de la imaginería aplicada al bolso que despierta sentimientos de pertenencia o de lugar.

En el Museo del Calzado tenemos varios ejemplares que ensalzan momentos importantes de la historia por medio de imágenes, tal es el caso de las ruinas del Álamo, en uno de los aniversarios de su toma por el ejército mexicano.

La misión de El Álamo o de San Antonio de Valero, establecida en 1718 por misioneros franciscanos. Este complejo de misión española fue la primera de las misiones de San Antonio fundadas para convertir al cristianismo a los indios americanos locales.

Pero hay una pieza que tiene un especial sentido, por una parte nos recrea en la Barcelona del siglo XIX y por otra supone uno de los primeros contenedores que se supone pertenecieron a los Mossos de Escuadra.

Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, bajo el reinado de Felipe V, en concreto mediante la Real Orden del 21 de abril de 1719.3​ Fueron creados por la administración borbónica como Escuadras de Paisanos Armados durante el conflicto internacional que asoló Europa conocido con el nombre de la Guerra de la Cuádruple Alianza.

Contemplar esos contenedores es comprobar que efectivamente los bolsos transmiten sentimientos con imágenes.

Pero no son los únicos. La cultura del bolso nos abre caminos diferentes hacia la historia.

 

 

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